Es un momento de miedo intenso, percepción de peligro (y a menudo de estar muriendo) y malestar, en aparente ausencia de un peligro real o una amenaza presente. La mayor intensidad se alcanza generalmente en los primeros 10 minutos, en los cuales se pueden experimentar distintos síntomas fisiológicos, emocionales y cognitivos. Dentro de los mas frecuentes encontramos hiperventilación, taquicardia, transpiración intensa, escalofríos, vértigos, temblores, opresión y/o molestia en el pecho, nausea, miedo a perder el control, miedo a morir y miedo a enloquecer, pensamientos terroríficos y repetitivos.
El tratamiento del ataque de pánico en psicoterapia cognitivo-constructivista, con la integración del EMDR y de la terapia Sensomoriotriz, prevé momentos para compartir informaciones sobre el funcionamiento del pánico, su monitorización, el incremento de la conciencia y la introducción de técnicas de estabilización somática y de manejo del la ansiedad, y además el desarrollo de recursos de regulación, también somática, para reducir el impacto sobre el individuo e incrementar su sentido de control.